Se construyó en la antigua finca de Casa-Puerta. Fue la primera plaza circular de Madrid y fue construida por Pedro de Ribera en 1737 a petición de la Archicofradía Sacramental de San Isidro para poder subvencionar la reconstrucción del pontón de San Isidro que facilitaba el paso a la ermita del Santo.
El diámetro del ruedo fue de unos cincuenta metros con una capacidad de unos 10.900 espectadores. Se celebraron tres corridas y esta plaza sentó el precedente de la construcción circular de las sucesivas plazas de toros que hasta entonces habían sido cuadradas por celebrarse las corridas, entre otros sitios, en la Plaza Mayor.